Obedecer muchas veces resulta difícil. De hecho, cuando los subordinados tienen que obedecer, lo hacen protestando o a regañadientes. Y para los siervos de Dios, esta no es la manera. Ellos le obedecen porque quieren hacerlo. Moisés nos habla con claridad en Deuteronomio 10:12, 13:
”Y ahora, oh Israel, ¿qué está pidiendo de ti Jehová tu Dios sino que temas a Jehová tu Dios, de modo que andes en todos sus caminos, y lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos que te estoy mandando hoy, para bien tuyo?
Cuando hablamos de lo que Dios pedía a sus siervos, Moisés hace una pregunta interesante: “¿Qué está pidiendo de ti Jehová tu Dios?”. Él es el Soberano del universo, el que nos dio la vida y el que nos mantiene con ella. Por lo tanto, todo lo que él nos pida es para nuestro bien, aunque algunas veces nos cause disgusto.
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Si hay alguien que tiene autoridad para exigirnos obediencia, ese es él. Sin embargo, no quiere que le obedezcamos a la fuerza. Al contrario, nos demanda a ser “obedientes de corazón”, como dice la Palabra en Romanos 6:17:” Pero gracias a Dios que ustedes eran esclavos del pecado pero se hicieron obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual fueron entregados”
¿Cómo podemos obedecerle de todo corazón? El Temor a Jehová hará que nuestra obediencia sea verdadera. Aquí Moisés no estaba hablando de un angustioso terror a sufrir las consecuencias de nuestras malas acciones. Por el contrario, alude al respeto a Dios y sus a mandamientos que nos hará permanecer en el camino correcto apartándonos de todo mal y pecado.
Podemos destacar el principal motivo de la obediencia que menciona Moisés: Jehová quiere que ‘lo amemos y le sirvamos con todo el corazón y con toda el alma’. Entonces, debemos obedecerle por amor. Sin embargo, amar a Dios no debe ser a la manera del hombre, sino como Dios lo dispone. No es un amor de palabra, sino de obras, demostrando por sus acciones una buena conducta, así también buenas obras con el prójimo. Por lo tanto, si de verdad amamos a Dios, dispondremos nuestro mayor esfuerzo para agradarle.
¿Cuál debería ser el límite de la obediencia a Dios? Moisés dijo: “Anda en todos sus caminos”. Jehová nos solicita que le obedezcamos en todo. Habrá quienes piensen que esta obediencia absoluta no puede ser beneficiosa, pero la palabra hace referencia a no ser sabios en nuestra propia opinión. Entonces, obedezcamos a Dios, por sobre todo.
La obediencia siempre será el mejor camino para nuestras vidas. Moisés lo indicó claramente: “Guarda los mandamientos de Jehová y sus estatutos […] para bien tuyo”. Aunque no comprendamos los caminos, lo que Dios nos pida será lo mejor para nosotros. No olvidemos que solo Dios conoce el porvenir, él es el Principio y el Fin, por tanto encomendemos nuestras vidas a Dios sabiendo que todo lo que nos acontezca proviene de la mano de Dios. Seamos obedientes, escuchemos nuestro corazón cuando nos reprende, aceptemos nuestras fallas, pidamos perdón a Dios con arrepentimiento sincero, y que nuestro Señor Jesus nos guie en el camino a la vida eterna. Amén.