Cumplimiento Profético de Isaías: “El Desierto de Israel tiene Fuentes de Agua”

Muchos israelíes sostienen que la situación vivida actualmente en el valle de Arabá, es el cumplimiento de una antigua profecía de Isaías.

Hace casi 2700 años Isaías anunció:

“Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.” Isaías 35:1-2

La región de Arabá, al sur del desierto del Neguev, cerca del Mar Muerto, tiene apenas de 25 mililitros de lluvia por año aproximadamente. En el desierto, la temperatura alcanza casi 50 º Celsius en verano. Así mismo, la región es la encargada del 60% de la producción de frutas y hortalizas frescas de Israel.

Actualmente se cumplen casi 30 años que el Fondo Nacional Judío (KKL en hebreo) está invirtiendo en proyectos de reforestación de la región. “Logramos obtener con escasa lluvia una producción agrícola que en otros lugares simplemente no puede ocurrir. Gracias a KKL, utilizamos la creatividad en el uso del agua, dado que aprovechamos cada gota que cae”, explicó Samantha Levy, una joven funcionaria del Consejo Regional del Arabá Central.

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Según ella, la comunidad agrícola actual solo prosperó porque hace 50 años los judíos que acababan de llegar a Israel aceptaron asentarse en el desierto. “Lo que ellos consiguieron no solo cambió la agricultura para Israel, sino que también dio una lección al mundo”, señala.

Según informa la Agencia de Noticias de Israel, en Arabá existen entre 7000 y 8000 agricultores, que arribaron de diferentes países. Ellos utilizaban sistemas de irrigación tradicionales pero, en ocaciones, cuando no había agua, no tenían nada para comer. Finalmente, aceptaron la ayuda de los científicos vinculados al KKL. Ellos son quienes poseen un centro de biotecnología que estudia constantemente cómo llevar a cabo producciones en condiciones climáticas extremas.

Algunos años atrás, era imposible creer que eso sería posible. Los proyectos allí evolucionaron debido a que han concurrido personas de diferentes partes del mundo, que fueron a investigar cómo esto fue posible.

“Lo que hacemos aquí es realmente para el mundo. Es una manera de obtener la producción máxima a través del uso eficiente de los recursos. Arabá es una prueba de que lo imposible es posible,” destaca Levy. “Después de todo, estamos en la región más periférica y aislada de Israel, junto a la frontera con Jordania”.

Fuente Diario Cristiano Web

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