Los Estados Unidos ha celebrado su Día Nacional de la Oración y el presidente Donald Trump decidió dar un mensaje en el que reafirmó la importancia de esta práctica para los ciudadanos del país y también destacó la necesidad de valorar el «cimiento espiritual y defender el legado de la fe» del país.
Este es el discurso completo, a continuación:
En este Día Nacional de Oración, nos unimos para ofrecer gratitud por nuestras muchas bendiciones y para reconocer nuestra necesidad de sabiduría divina, orientación y protección. La oración, por la cual declaramos nuestra dependencia de Dios, ha sido fundamental para nuestra búsqueda de libertad, paz, unión y prosperidad. La oración nos sostiene y nos trae consuelo, esperanza, paz y fuerza. Por lo tanto, debemos valorar nuestro cimiento espiritual y defender nuestro legado de fe.
La oración ha sido una fuente de orientación, fuerza y sabiduría desde la fundación de nuestra República. Cuando el Congreso Continental se reunió en Filadelfia para contemplar la libertad de Gran Bretaña, los delegados oraron diariamente por orientación. Sus esfuerzos produjeron la Declaración de la Independencia y su enumeración de las verdades evidentes que todos nosotros apreciamos hoy.
Creemos que todos los hombres y mujeres son creados iguales y dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables, incluyendo la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. La oración nos sostuvo y nos dio fuerzas para soportar los sacrificios y sufrimientos de la Revolución Americana y para condimentar el triunfo de la victoria con humildad y gratitud. De hecho, como uno de sus primeros actos, nuestro recién formado Congreso nombró capellanes de la Cámara de Diputados y del Senado para que todos los procedimientos comenzar con la oración.
Como nación, seguimos buscando a Dios en oración, incluso en tiempos de conflicto y tinieblas. En el auge de la Segunda Guerra Mundial, el Presidente Franklin D. Roosevelt convocó a la oración «por la visión de ver nuestro camino claramente para llevar una vida mejor para nosotros mismos y para todos nuestros semejantes y para la realización de su voluntad para la paz en la tierra.
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El presidente George W. Bush hizo esta oración por nuestro país desolado, lamentando las preciosas almas que perecieron en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001: «Pedimos a Dios, después de uno de los días más sombríos de la historia de la Nación, que el TodoPoderoso asista sobre nuestra Nación, y nos conceda paciencia y determinación en todo lo que está por venir, oramos para que Él consuele a los que ahora andan en tristeza. Agradecemos a Él por cada vida que ahora debemos lamentar, y la promesa de una Vida eterna».
América conoció la paz, la prosperidad, la guerra y la depresión. La oración nos sostuvo a través de todo esto. Que nuestra nación y nuestro pueblo nunca se olviden del amor, gracia y bondad de nuestro Creador, y que nuestra alabanza y gratitud nunca cesen. En este Día Nacional de Oración, vamos a unirnos, todos de acuerdo con su fe, para agradecer a Dios por sus muchas bendiciones y pedir por su orientación y fuerza continuas.
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En 1988, el Congreso, por la Ley Pública 100-307, enmendada, pidió al Presidente que emitiera cada año una proclamación que designara el primer jueves de mayo como un Día Nacional de Oración, en el que el pueblo de Estados Unidos pueda transformar a Dios en oración y meditación en las iglesias, en grupos y como individuos.
Ahora, porque, yo, Donald J. Trump, Presidente de los Estados Unidos de América, proclamo el día 3 de mayo como un Día Nacional de Oración. Alentar a todos los estadounidenses a observar este día, reflexionando sobre las bendiciones que nuestra nación ha recibido y sobre la importancia de la oración, con programas, ceremonias y actividades apropiadas en sus casas de culto, comunidades y lugares de trabajo, escuelas y hogares.
En testimonio, en que, a partir de ahora, puse la mano en este tercer día de mayo, en el año de nuestro Señor, dos mil dieciocho, y de la Independencia de los Estados Unidos de América, los doscientos cuarenta y dos segundos.
DONALD J. TRUMP
Fuente Guíame