Una multitud de personas se congregó junto a la hermosa orilla del mar en el Praia de Vales, ubicado en la ciudad de Davao, el 18 de febrero, para dar testimonio de su profunda fe en Cristo Jesús. Este inspirador evento fue organizado por el Movimiento Misionero Internacional Cristo el Sanador (CTHIMM), y marcó un momento trascendental en la ciudad.
En medio de un mundo que a menudo se ve inundado de malas noticias y desafíos, esta manifestación de fe en Davao se convirtió en un faro de esperanza y alegría. CTHIMM compartió su entusiasmo en las redes sociales, expresando su gratitud a Dios por ser testigos de un renacimiento espiritual que está teniendo un profundo impacto en su comunidad y más allá.
El bautismo en las aguas del mar no es simplemente un evento puntual, sino una parte integral de un avivamiento que la iglesia filipina ha estado experimentando durante más de una década. CTHIMM dejó en claro que, para ellos, el avivamiento no se trata de reuniones efímeras que se disuelven al final del programa. En cambio, lo consideran un estilo de vida arraigado en la continuidad de los milagros de Dios.
El movimiento subrayó la idea de que la salvación masiva no es un logro humano, sino un reflejo del poder divino. «Dios es el Señor de la cosecha», declararon, enfatizando que las miles de almas que se bautizan cada tres meses no son el resultado del esfuerzo humano, sino un testimonio del renacimiento divino. El mensaje de CTHIMM es claro: este avivamiento es el trabajo de Dios en acción.
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«Este bautismo masivo en Davao ha estado ocurriendo cada tres meses durante 14 años. ¡Este es un verdadero avivamiento!», proclamaron con entusiasmo. Y concluyeron su mensaje con una determinación inquebrantable: «CTHIMM nunca dejará de ganar almas hasta que Davao y el resto de Filipinas se inclinen ante el Señorío y la Realeza de Dios».
Este impresionante evento en Davao no solo es una celebración de la fe, sino también un testimonio del poder del avivamiento divino que continúa impactando vidas en la región, recordándonos que, en medio de las dificultades, siempre hay espacio para la esperanza y la renovación espiritual.