Según informa World Missionary Press, los venezolanos son afectados gravemente ante los problemas de su nación. La comida es escasa y los niños se van a menudo a la cama con hambre. Los recursos son extremadamente difíciles de conseguir. Pero apesar de este terrible presente, el rostro de cada cristiano mantiene un poco de alegría porque ven la ayuda de Dios en medio del dolor.
A medida que el Señor provee, los creyentes se acercan a los vecinos necesitados. «Personas que vienen de afuera del país nos traen regalos. Hay agricultores que nos ofrecen frutas y verduras. De alguna u otra forma siempre tenemos algo, gracias a nuestra fe tenemos medicamentos y alimentos para ayudar a otros”, revela Mariette Oosterhoff.
Cada persona que decide quedarse en Venezuela son fortalecidas en Dios para poder sobrellevar la dura realidad, y continuan haciendo todo lo que este a su alcance para ayudar al prójimo que aún no conocen de Jesucristo. «Las personas que se quedan en Venezuela se fortalecen y confían en el Señor», asegura Oosterhoff, una cristiana venezolana.
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Se está distribuyendo comida y obsequiando ropas, y muchas almas están llegando a los pies de Cristo. Pueden sentir el amor de Dios en cada cristiano. “Les damos comida, pero también queremos darles comida espiritual. Algunas de las personas que vinieron a buscar comida, ahora son los más fieles de la iglesia», señala un pastor.
Como cristianos debemos comprometernos con el llamado de Dios para permanecer orando por Venezuela. Dios realmente está obrando en las vidas de aquellos que aún no lo conocen.
Fuente Impacto Evangelístico