1 Corintios 10: 12-13 «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar».
Un tema con el que convivimos diariamente son las tentaciones. En este caso veremos como se vincula lo espiritual con lo financiero. Una analogía entre estos dos temas es muy simple, pues vivimos en una sociedad que incita al pecado y al consumo excesivo.
Cientos de mensajes nos llegan hoy de diversas formas, desde los medios de comunicación o incluso en la convivencia del trabajo o de amigos, muchas veces nos conducen hacia un camino negativo, ya sea creyendo que una mentira o un pequeño pecado no cuasará problemas, tanto como que creamos que un pequeño acto de consumo irresponsable no nos llevará al descontrol de nuestra vida como de nuestras finanzas.
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Estos pequeños actos que pueden pasar por desapercibidos, son los que nos muestran débiles y donde abrimos lugar para que ese error se repite varias veces y crezca, haciéndonos pecar o, en el segundo caso, comenzamos a estar endeudados. ¿Cuántas personas conoces que, de pequeños errores, pierden el control y se encuentran en un camino sin salida?
Por eso debe estar alerta sobre la necesidad de ser firmes, venciendo las tentaciones que nos aparecen a diario. Debemos recordar el pasaje bíblico de 1 Corintios 10: 12-13. Nunca podemos bajar la guardia, es decir, aceptar frases seculares como: «Todo el mundo comete ese pecadito, ¿por qué no puedo?» O el famoso «yo merezco ese mimo, voy a comprar!».
Estos pequeños actos pueden estar indicando nuestras debilidades, que posiblemente traerán futuras consecuencias. Por eso es importante ser perseverantes, manteniendonos en la senda correcta y, con ello, aseguramos nuestros frutos para con Dios y nuestra vida ordenada sin excesos.
Fuente Gospel Prime